Pronunciamiento de la ONU en conmemoración al celebrarse el 20 de Febrero el Día Mundial de la Justicia Social



El mundo ha cambiado drásticamente. Ya no vivimos en un mundo deshabitado, con relativamente pocos seres humanos con sus utensilios. Ahora vivimos en la «era del Antropoceno», en un mundo de abundancia; en una era en la que la actividad humana está alterando drásticamente sus sistemas ecológicos de subsistencia. Nuestros conceptos y modelos económicos tradicionales fueron desarrollados en un mundo «vacío». Si queremos crear una prosperidad sostenible, si buscamos «mejorar el bienestar humano y la equidad social, reduciendo significativamente los riesgos ambientales y la escasez ecológica», vamos a necesitar una nueva visión de la economía y su relación con el resto del mundo, una visión que se adapte mejor a las nuevas condiciones a las que nos enfrentamos.

Vamos a necesitar una economía que respete los límites del planeta, que reanude la dependencia del bienestar humano con las relaciones sociales y la justicia, y que reconozca que el objetivo final es el bienestar humano real y sostenible, no solo el crecimiento del consumo material.

La nueva visión reconoce que la economía está integrada en una sociedad y una cultura que a su vez están integradas en un sistema ecológico vital, y que la economía no puede crecer para siempre en este planeta finito.

La celebración del Día Mundial de la Justicia Social busca apoyar la labor de la comunidad internacional encaminada a erradicar la pobreza y promover el empleo pleno y el trabajo decente, la igualdad entre los sexos y el acceso al bienestar social y la justicia social para todos.

La justicia social es un principio fundamental para la convivencia pacífica y próspera, dentro los países y entre ellos. Para las Naciones Unidas, la búsqueda de la justicia social universal representa el núcleo de su misión en la promoción del desarrollo y la dignidad humana.

La adopción por la Organización Internacional del Trabajo de la Declaración de la Organización Internacional del Trabajo sobre la justicia social para una globalización equitativa es un buen ejemplo de este compromiso. La Declaración se centra en garantizar resultados equitativos para todos a través del empleo, la protección social, el diálogo social, y los principios y derechos fundamentales en el trabajo.

El logro de esta justicia social está también estrechamente vinculado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Este año la celebración del Día centra su atención en los trabajadores migrantes y su búsqueda de la justicia social.

En la actualidad, el motivo principal para migrar está ligado directa o indirectamente a la búsqueda de un empleo digno. Incluso en las situaciones en las que el trabajo no es la razón más importante, el empleo suele ser un elemento típico de cualquier proceso migratorio.

Los migrantes internacionales se cifran en 258 millones.

La Organización Mundial del Trabajo (OMT) calcula que unos 150 millones de trabajadores son migrantes —es decir, un 4,4 por ciento de la mano de obra mundial—, de los cuales el 56 por ciento son hombres y el 44 por ciento, mujeres. A nivel mundial, los trabajadores migrantes tienen una tasa de actividad más alta que los locales: un 73 y un 64 por ciento, respectivamente.

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