La opinión de Nelva Reyes Barahona: En el Día de la Maestra y el Maestro



Mediante Decreto No. 398 de 14 de noviembre de 1958 se declaró el 1 de diciembre de cada año Día de la Maestra y del Maestro en Panamá. La fecha se da en conmemoración del natalicio de Manuel José Hurtado, propulsor de la educación nacional.

En el marco de esta fecha dedico este artículo al maestro y profesor de Geografía e Historia, Maximino Domínguez y a través de él, a todas las mujeres y hombres que han contribuido en la formación de niñas, niños y adolescentes en nuestro país.

El maestro Maximino Domínguez nació el 9 de septiembre en Vallerriquito, corregimiento de Las Tablas, provincia de Los Santos. Es hijo de Maximino Domínguez y Juanita Barrios, familia muy respetada y querida por la comunidad.

En su infancia en Vallerriquito, solo había escuela hasta tercer grado. Razón por la que el niño Maximino tuvo que trasladarse al Cocal, otra comunidad de Las Tablas, a continuar el cuarto grado de educación primaria. Posteriormente, el quinto y sexto grado, así como los dos primeros años del primer ciclo de educación secundaria los hizo en la ciudad de Las Tablas, con el apoyo de la familia de Silverio y Goya de Villarreal. Luego, viajó a la Normal Juan Demóstenes Arosemena en la ciudad de Santiago.

En la Normal, permanecía hasta las vacaciones de medio año, dada la distancia entre Vallerriquito y Santiago y la carencia de medios de transporte en la época. Obtiene el título de maestro de grado en 1949. Nos relató que, al recibir el diploma de maestro de grado, les daban un formulario donde tenían que escribir el nombre del lugar donde deseaban trabajar, manifestando que en todos los espacios del formulario colocó Vallerriquito y allí lo nombraron, hasta obtener la permanencia en 1953.

Luego solicitó una licencia y fue a la ciudad de Panamá para continuar estudiando e ingresó en la Universidad de Panamá y estudió el profesorado de Geografía e Historia. El maestro Maximino, al recordar ese momento, nos contaba su profundo agradecimiento a quienes le apoyaron para cumplir su objetivo, al afirmar: “Agradezco eternamente a don Silverio y Goya, que fue una familia que me apoyó mucho, preocupados por una educación integral, indicándome que nadie es mejor que nadie, que aprendiera de todo”.

Graduado el maestro Maximino de profesor, dictó las cátedras de Gobierno, Historia, Cívica y Relaciones de Panamá con Estados Unidos en el Colegio San Agustín, donde trabajó 48 años.

El maestro Max nos relató también: “No hay cosa mejor que estudiar lo que uno quiere. Es necesario tener la vocación”. Por otro lado, mencionaba que antes se tenía una concepción distinta de quién tenía derecho a estudiar, al indicarnos que: “La concepción que tenían nuestros padres era que quien debía estudiar era el hombre, consideraban que si las mujeres estudiaban era para hacerle cartas a los novios”.

Por otro lado, hay un hecho que retrata la nobleza del profesor Maximino Domínguez, cuando su padre se encontraba en el lecho de su muerte, él se acerca y le dice: “papá, yo no tengo derecho a la herencia, porque ya usted ha invertido en mi educación. De los siete hermanos fui el único que estudié”.

Entre los fines de la educación panameña está contribuir al desarrollo integral y a la crítica, reflexiva y creadora para tomar decisiones con una clara concepción filosófica y científica del mundo y de la sociedad con elevado sentido de la solidaridad humana. Asimismo, otro de los fines es infundir el conocimiento y la práctica de la democracia como forma de vida y de gobierno. Estos son fines que las y los estudiantes que han pasado por las aulas de clases del Maestro y Profesor Maximino han visto realizados. Y así como él, miles de docentes en nuestro país hacen realidad estos fines a diario, con gran vocación. Esa vocación es la que permite que, pese a las carencias que se les presentan día con día, en el sistema educativo público o las dificultades de acceso a las escuelas, sigan educando.

A todas y todos los docentes, en especial a quienes laboran en áreas de difícil acceso, en un estado de precariedad, por el abandono del Estado en esos sectores, hoy recordamos el coro de nuestro himno: “Gloria al ser abnegado que cuida, con amor a la Patria ¡Salud!, al que pone la luz de la vida, en el alma de la juventud”. ¡Feliz día!

Secretaria general de la Central General Autónoma de Trabajadores de Panamá (CGTP).

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